domingo, 19 de enero de 2014

los gatos de Ulthar H.P. Lovecraft


Un narrador anónimo, mientras mira a su propio gato, recuerda que en Ulthar existe una ley que prohíbe que un hombre mate a un gato y relata los sucesos que provocaron que se promulgara. La historia comienza con la presentación de una pareja de ancianos campesinos que vivían en Ulthar y que se divertían atrapando y asesinando a todos los gatos osaran penetrar en su propiedad. Los aldeanos temían tanto a la pareja que no se atrevían a protestar contra esta situación, sino que se limitaban a mantener a sus mascotas alejadas de la cabaña de los ancianos.
Un día llegó una caravana de extraños peregrinos al pueblo; con ellos venía Menes, un huérfano que había perdido a sus padres por la peste y que tenía por toda compañía un gatito negro. Una mañana, Menes no pudo encontrar a su mascota y la gente le contó acerca de la pareja y su costumbre. Después de meditar, elevó una plegaria en una lengua desconocida por los habitantes de Ulthar, que provocó cambios en las nubes. La caravana se fue esa misma noche y los aldeanos descubrieron que todos sus gatos habían desaparecido. La gente sospechó tanto de los viajeros como de los ancianos, pero un niño llamado Atal, el hijo del posadero, dijo haber visto a todos felinos rodeando la cabaña. A la mañana siguiente, todos los gatos habían vuelto a sus hogares, con señales de haberse alimentado hasta la saciedad. Una semana después se notó la ausencia de la pareja de campesinos. En su casa se encontraron dos esqueletos humanos, sin rastro de carne. Ante esto, las autoridades locales decidieron promulgar una ley prohibiendo la matanza de gatos en Ulthar.

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