miércoles, 15 de enero de 2014

El pantano de la luna H.P. Lovecraft


En la mente de Howard Phillip Lovecraft la mitología adquiere un significado que siempre logra desconcertarme. Seres y deidades clásicas, que poco tienen de terroríficas, se transforman mediante su pluma en una serie de espantosas apariciones.

El pantano de la luna (The Moon-bog) es un relato basado en una imperfección mitológica; mejor dicho, en la malinterpretación de un pasaje del Libro de las Invasiones, fallo que era claramente conocido por el autor, y utilizado con fines estéticos; acaso para darle a la narrativa un carácter más realista.

En el contexto del relato se funden dos tradiciones: la mitología irlandesa, y los mitos griegos. Aclaro que no se trata de una tradición celta, aunque es posible que algunos rasgos circunstanciales sean inspirados por ella. Lo cierto es que Irlanda ha reclamado cierta herencia helénica a través del mito de la llegada de Partholón a las islas, quien habría pertenecido a una avanzada griega que desembocó en la Irlanda celta. Con él, llegaron también algunas deidades y semidioses griegos, que bien se adaptaron completamente a los dioses autóctonos o bien desaparecieron de la mente celta. Lovecraft utiliza este nexo para su relato de terror, ya que los horribles fantasmas que surgen de los marjales mantienen algunos rasgos celtas, pero se los nombra siempre con nombres griegos.

En los márgenes de esta ciénaga irlandesa se alza un viejo castillo abandonado. Su nuevo residente decide imprudentemente indagar en los secretos que subyacen bajo el pantano. A partir de aquí, Lovecraft derrama sobre el lector toda la potencia de sus artificios narrativos, transformando la tranquila visión de un pantano bajo la luz de la luna en una verdadera obra maestra de la literatura gótica.



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